El hábito morado
Tanto es el culto al Señor de los Milagros, que durante
el desarrollo del mes de octubre, los devotos visten hábitos morados y
una soga blanca a la cintura de las damas y al cuello de los caballeros.
Según algunas crónicas, la Madre Antonia Lucía del Espíritu Santo,
original de Guayaquil, vino al Perú y se instaló en el Callao. A los 20
años, se casó con el noble Alonso Quintanilla, obligada por su madre. El
matrimonio, no se consumó por el espíritu enorme de servicio de ella
hacia Cristo.
Por cosas del destino, Alonso cayó enfermo y murió repentinamente, por lo que Antonia, se dedicó de lleno al servicio de Cristo, fundando un beaterio de nazarenas, cuyo hábito era de color morado.
Por la intromisión del Capitán Francisco Serrano Carrillo de Albornoz, que impuso a una joven conocida suya como directora del beaterio valiéndose de las donaciones que él realizaba, doña Antonia inició el beaterio de Montserrat, denominado tambien Instituto Nazareno.
El beaterio funcionó sólo 17 años, pues las autoridades intervinieron el lugar para verificar y comprobar que no tenía la licencia real requerida, motivo por lo que fue cerrado y demolido. A doña Antonio, le ofrecieron un solar al lado de la Capilla del Cristo de Pachacamilla, y a partir de ese momento, su destino fue cuidar al Cristo moreno siempre vestidas con un hábito morado, color que hasta hoy, simboliza la devoción absoluta al Señor de los Milagros.
Por cosas del destino, Alonso cayó enfermo y murió repentinamente, por lo que Antonia, se dedicó de lleno al servicio de Cristo, fundando un beaterio de nazarenas, cuyo hábito era de color morado.
Por la intromisión del Capitán Francisco Serrano Carrillo de Albornoz, que impuso a una joven conocida suya como directora del beaterio valiéndose de las donaciones que él realizaba, doña Antonia inició el beaterio de Montserrat, denominado tambien Instituto Nazareno.
El beaterio funcionó sólo 17 años, pues las autoridades intervinieron el lugar para verificar y comprobar que no tenía la licencia real requerida, motivo por lo que fue cerrado y demolido. A doña Antonio, le ofrecieron un solar al lado de la Capilla del Cristo de Pachacamilla, y a partir de ese momento, su destino fue cuidar al Cristo moreno siempre vestidas con un hábito morado, color que hasta hoy, simboliza la devoción absoluta al Señor de los Milagros.
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