CONQUISTA DE CHILE: BATALLA DEL MAULE
La batalla del Maule es el nombre del
enfrentamiento bélico entre los mapuches o araucanos y las fuerzas del ejército
inca, durante su avance en expansión hacia el sur.
La batalla ocurre a fines del
siglo XV, probablemente 1485, en el río Maule y sus alrededores.
Los relatos sobre esta batalla fueron encontrados en crónicas y textos posteriores que narran el proceso de conquista por parte de los incas, del territorio al sur del imperio, actualmente llamado Chile. El cronista e historiador Jerónimo de Vivar (Crónica y relación copiosa y verdadera de los Reinos de Chile, 1558), el poeta y soldado Alonso de Ercilla (canto I de su poema épico La Araucana, 1569), el cronista Miguel de
Olaverría (parte I del
tomo III de su Informe de Miguel de Olaverria sobre el Reyno de Chile, sus
Indios y sus guerras, 1594), el escritor e historiador Inca Garcilaso de la
Vega (capítulos XVIII, XIX y XX del libro VII de la primera parte de su
Comentarios reales de los incas, 1609), y el cronista y militar Vicente
Carvallo y Goyeneche (capítulo I del tomo I de su Descripción histórico
geografía del Reino de Chile, 1796).Los relatos sobre esta batalla fueron encontrados en crónicas y textos posteriores que narran el proceso de conquista por parte de los incas, del territorio al sur del imperio, actualmente llamado Chile. El cronista e historiador Jerónimo de Vivar (Crónica y relación copiosa y verdadera de los Reinos de Chile, 1558), el poeta y soldado Alonso de Ercilla (canto I de su poema épico La Araucana, 1569), el cronista Miguel de
Tras someter a atacameños y
diaguitas entre aproximadamente 1479 y 1485, el ejército del Inca Túpac
Yupanqui, conformado por unos 50 mil soldados, llegó a parte del territorio
picunche, grupo norte de la etnia mapuche.
Al llegar al río Maule, se
ordenó a unos 20 mil soldados incas cruzarlo, por consejo del ayudante
Vitacura, y al mando del general inca apusquipay, llamado también Sinchiruca o
Sinchirunca.
Los incas llamaban
promaucaes, promaucas, purumaucas o purum aucca (del quechua purum awqa, 'gente
salvaje') a las poblaciones sureñas que no estaban sometidas a su
imperio.
Al oponer resistencia a la conquista, este grupo picunche fue calificado como promaucaes por los incas, voz por la que serían posteriormente conocidos por los españoles.
Enterados de la venida de los incas, los salvajes promaucaes se aliaron con los subgrupos Antalli, Kawki y Pinku, formando un ejército de 20 mil hombres.
Durante dos días, los incas enviaron parlamentarios para que reconocieran al Inca Túpac Yupanqui como su soberano e hijo del dios Sol. Los promaucaes decidieron no aceptar los ofrecimientos de los incas y dar batalla.
La lucha se prolongó por tres días. Durante el enfrentamiento, hubo muchos muertos en ambos bandos y ningún ejército vencedor.
Al cuarto día decidieron no seguir con los sangrientos enfrentamientos. Finalmente, los promaucaes se retiraron del campo de batalla. Los incas evaluaron las posibilidades de perseguirlos para eliminarlos, de lo cual estuvieron de acuerdo algunos jefes, o de asegurar lo que ya habían conquistado.
Consultando al gobernante Inca Túpac Yupanqui, se decidió no continuar la conquista, sino fortalecer las posiciones, administrar los territorios dominados y mejorar la agricultura en los nuevos territorios.
La idea era que los vecinos aún no conquistados, notaran el progreso alcanzado por los mapuches que aceptaron el dominio inca.
Los nuevos pueblos vasallos picunches que se ubicaban entre los ríos Choapa y Maipo aceptaron de buen grado el dominio y obtuvieron ventajas de él, mientras que el resto lo rechazó.
Pero aunque no aceptaron de manera formal la influencia inca, si se adaptaron a la nueva civilización traída por ellos. Así, los pueblos picunches no sometidos al Imperio inca también aprendieron y aplicaron las nuevas tecnologías que los incas enseñaron en sus nuevos dominios más al norte.
En los años siguientes, los incas sometieron las rebeliones locales en la zona, entre los ríos Aconcagua y Maipo.
Lamentablemente, iniciada la guerra civil inca entre Huáscar y Atahualpa, los ejércitos tuvieron que regresar al Cuzco. lo que permitió la rebelión de varios caciques locales ante el vacío de poder que se produjo.
Al oponer resistencia a la conquista, este grupo picunche fue calificado como promaucaes por los incas, voz por la que serían posteriormente conocidos por los españoles.
Enterados de la venida de los incas, los salvajes promaucaes se aliaron con los subgrupos Antalli, Kawki y Pinku, formando un ejército de 20 mil hombres.
Durante dos días, los incas enviaron parlamentarios para que reconocieran al Inca Túpac Yupanqui como su soberano e hijo del dios Sol. Los promaucaes decidieron no aceptar los ofrecimientos de los incas y dar batalla.
La lucha se prolongó por tres días. Durante el enfrentamiento, hubo muchos muertos en ambos bandos y ningún ejército vencedor.
Al cuarto día decidieron no seguir con los sangrientos enfrentamientos. Finalmente, los promaucaes se retiraron del campo de batalla. Los incas evaluaron las posibilidades de perseguirlos para eliminarlos, de lo cual estuvieron de acuerdo algunos jefes, o de asegurar lo que ya habían conquistado.
Consultando al gobernante Inca Túpac Yupanqui, se decidió no continuar la conquista, sino fortalecer las posiciones, administrar los territorios dominados y mejorar la agricultura en los nuevos territorios.
La idea era que los vecinos aún no conquistados, notaran el progreso alcanzado por los mapuches que aceptaron el dominio inca.
Los nuevos pueblos vasallos picunches que se ubicaban entre los ríos Choapa y Maipo aceptaron de buen grado el dominio y obtuvieron ventajas de él, mientras que el resto lo rechazó.
Pero aunque no aceptaron de manera formal la influencia inca, si se adaptaron a la nueva civilización traída por ellos. Así, los pueblos picunches no sometidos al Imperio inca también aprendieron y aplicaron las nuevas tecnologías que los incas enseñaron en sus nuevos dominios más al norte.
En los años siguientes, los incas sometieron las rebeliones locales en la zona, entre los ríos Aconcagua y Maipo.
Lamentablemente, iniciada la guerra civil inca entre Huáscar y Atahualpa, los ejércitos tuvieron que regresar al Cuzco. lo que permitió la rebelión de varios caciques locales ante el vacío de poder que se produjo.
El límite del
Imperio inca quedó establecido en una zona que los historiadores y la
arqueología reciente fijan convencionalmente en algún lugar entre los ríos
Maule y Maipo.
El territorio quedó dividido en dos
wamanis o provincias: «Coquimbo» en el norte, presidida por el gobernador inca
Anien, y la de «Chile» en el sur, encabezada por el gobernador inca Quilacanta.
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