PEDRO
Resucitado Jesús,
un día te provocó
a que, ante todos,
hicieras
triple confesión de
amor:
- "¿Me quieres, Pedro, de veras?"
- "Tú lo sabes bien, Señor,
Tú ya sabes que te quiero."
Lo repetiré tres veces,
y hasta mil y en alta voz,
porque ahora ya sé apoyarme
en la gracia y en la fuerza
que da tu resurrección.
¡De acuerdo, vale,
Señor;
Tú la Roca y
fundamento,
Tú el que guía, Tú el
patrón!
Yo sólo pretendo ser
un descalzo pescador,
como la primera vez.
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