PABLO
Y enamorado de Cristo,
después de tu conversión,
lo proclamas por el mundo
tu Mesías y Señor.
Por eso puedes decir:
- "Ya el que vive no soy yo,
que eres Tú quien vive en mí."
Ya no me importan las leyes
de la hebraica tradición,
sus ritos, circuncisiones
sólo me importa la fe,
esa "fe del corazón"
que es la sola que nos salva,
porque es una Ley de Amor.
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